Los Mocedades de Izaskun Uranga ofrecieron el jueves un concierto sinfónico en un Teatro Campos con todo el patio de butacas lleno y sólo entradas sin vender en los palcos (las más baratas). Fue un show irregular, no sólo porque Izaskun salió a actuar con gripe, como reconoció ella, sino que además ellos no se oían bien por monitores. Y, para más inri, al universal grupo vocal bilbaíno le comió la tostada otra figura universal, el pícaro telonero, Rafael Basurto, ‘La última voz de Los Panchos’, que dio un mini-concierto visualmente espectacular (la Banda Sinfónica Ciudad de Irun estaba formada a sus espaldas, llenando todo el espacio escénico y colmándolo de glamour) y sónicamente sólido (a Basurto le respaldó su grupo habitual, un trío con bajo eléctrico reforzado con un cuarto miembro a la percusión).
Cedamos un par de párrafos al maestro Basurto, quien ofreció uno de los mejores conciertos que hemos visto este año, el número 379. Engolado y seductor entonó de maravilla 9 canciones en 36 minutos y no tuvo tiempo para derrocharlo con cháchara, ni se excedió con la rijosidad (más bien fue romántico y zalamero: amarse a diario, dar la mano durante el concierto a la esposa, novia o amante…), y además tuvo la suerte de que la otra invitada para esa velada, Tamara, enfermara y faltara a la cita (la diferencia de nivel entre el maestro y su discípula es excesiva; «Les pido mil perdones, yo no estoy así tan guapo», se excusó la voz mexicana).
Rafael Basurto (Tiapa, México, 1941) libró con soltura incluso en los temas más populistas, en los que cedió la voz cantante al respetable (‘Bésame mucho’ y ‘Quizá, quizá, quizá’), y de puro lujo le quedaron las dos últimas piezas, ya escoltado por la Banda Sinfónica Ciudad de Irun: ‘Enamorado’ parecía que la estaba cantando en Viña del Mar y al acabarla informó que era una composición de Paz Martínez «dedicada a mi matrimonio, con mi señora llevamos 30 años de casados», y la última y emocionante ‘Si tú me dices ven’, en cuya introducción dijo que la lleva cantando 45 años y que «ustedes la hicieron éxito». Y durante los cinco primeros títulos incluso enmudecieron los espectadores charlatanes, esos invitados que más molestan que atienden, por ejemplo un ‘Caminito’ sentido, esperanzado, ambiental y sube y baja, y ‘Rayito de luna’, de melodías arropadoras hispanoamericanas de alto ‘standing’ y con referencia a su ex compañero Chucho Navarro, el último miembro fundador que militó en la alineación de Los Panchos, el padrino de Basurto, quien, como recordó una vez más, su abuelo era de por aquí.
Después oficiaron los Mocedades de Izaskun Uranga. Ya saben que en mayo de 2013 Mocedades se dividieron en dos grupos, ambos legales: uno liderado por Javier Garay, y otro, el más exitoso, por Izaskun Uranga Amézaga (Bilbao, 17 de abril de 1950), fundadora en 1969 de la mítica y universal formación vocal junto con sus hermanas Amaya y Estíbaliz, las dos en El Consorcio. Estos Mocedades dieron un show de 24 piezas (contando la introducción instrumental de la sinfónica) en 105 minutos (hora y tres cuartos). Al principio a los cantantes se les notó muy nerviosos y envarados, durante casi todo el concierto hicieron gestos de que no se oían, y en el arranque la sinfónica pareció ir a su bola aunque antes de la segunda parte se impuso elegante y aplastante, a la par que bien hilada y arreglada. Por lo general Mocedades cantaron bajito, por ejemplo Fernando González (entró en el grupo en 1996) y la lideresa Izaskun, que sufrió un acceso de tos en un momento y después reconoció que arrastraba una gripe (por eso cantó tan bajito ‘Desde que tú te has ido’, que le recomendaron eliminar del repertorio debido a su dificultad, pero ella se atrevió).
Sin embrago, fue un concierto creciente y con momentos muy paladeables. Recordamos que similares problemas de sonido y tos incordiaron a El Consorcio en su actuación sinfónica este verano en fiestas de Bilbao. Mocedades empezaron tanteando, con la orquesta tendente al barullo (‘El vendedor’, protagonizado por la voz Rosa de Rodríguez, en la alineación desde 2005, y que aún actúa mirando un atril con las letras), el quinteto principal recuperó el hippismo culto (‘Pange Lingua’, entonada por su manager José Miguel González, al micrófono desde 2015), y se lograron dianas como ‘Has perdido tu tren’ (con Izaskun tosiendo pero librando, el público dando palmas y la orquesta corriendo por raíles televisivos setenteros).
Muy bien les quedaron ‘Tómame o déjame’ (la orquesta ya estaba empastada y engrasada) y ‘Secretaria’ (aunque aquí la voz solista de Rosa no sonó muy clara), y también la ristra de cuatro temas acústicos, con las cinco voces cantando juntas en un rincón del tablado y apoyadas solo por la guitarra de Josemari Santamaría (guitarrista del 90 al 96, cantante desde 2014), destacando por ejemplo en ‘California Dreaming’ de The Mamas & The Papas, y en la última, reforzados por su cuarteto base musical habitual en ‘Carretera del sur’, tan country que parecían los Eagles.
Hasta el final siguieron con la orquesta, a menudo mano a mano: estupenda y redonda brotó ‘Dónde está corazón’, aura eurovisiva atesoró ‘Donde estás corazón’, ovacionadísima resultó ‘La otra España’ y sorprendente ‘Un poco de amor’ (su versión de ‘Somebody To Love’ de Queen), y cerraron con un ‘Eres tú’ tan subyugador como siempre. Entonces Mocedades hicieron mutis y varias decenas de espectadores se marcharon, perdiéndose el feliz fin de fiesta triple del bis: ‘Amor de hombre’, muy buena, con la orquesta llena de arreglos hispanos, y dos piezas más repetidas con el invitado Rafael Basurto: ‘Si tú me dices ven’ de Los Panchos ahora también con la banda, y la siempre bienvenida reiteración de ‘Eres tú’. Buen concierto, que supo superar los problemas de salud y de sonido.